Cuando todavía está fresca la presentación de unos Presupuestos Generales del Estado más restrictivos de la democracia el gobierno de derechas español se ha apresurado a anunciar un nuevo recorte de 10.000 millones de euros precisamente en Sanidad y Educación.
Hay que recordar que las promesas electorales del partido que ganó las elecciones indicaban justo lo contrario, lo que sirve para hacerse una idea de la catadura moral del mismo. Ha bastado un nuevo empujón de "los mercados", o lo que es lo mismo, de los especuladores financieros internacionales, para que el gobierno perpetre un ataque directo contra los pilares del Estado del bienestar.
Llama la atención la celeridad con la que se han diseñado estos recortes, cuya cuantía es aproximadamente la tercera parte de los ya anunciados y que supuestamente no están recogidos en los PGE, comparándola con la lentitud con la que se han elaborado estos, de tal forma que supuestamente no dió tiempo material a presentarlos antes de las pasadas elecciones andaluzas.
En este momento falta detallar qué gastos "superfluos" se van a eliminar de estas partidas y, sobre todo, algo mucho más importante como determinar de quién va a ser la culpa. Podemos esperar que sea de Zapatero, pero también puede ser del sistema educativo público o directamente de los profesores.
Lo peor es que posiblemente estos recortes tampoco sean suficientes para los especuladores. Quiero decir que seguirán apretando mientras obtengan beneficio de ello, sin límite alguno. Y el patriótico gobierno español seguirá anunciando, preferentemente en Alemania, nuevas concesiones mientras aplica a rajatabla y con compungimiento farisaico su catecismo neoliberal.
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