Por
si todavía quedaba alguien con la candidez suficiente para creer en las
declaraciones de este gobierno y en la ideología que lo sustenta han
tenido que llegar los PGE para disipar cualquier duda. Una vez más se ha
demostrado que los Presupuestos constituyen la auténtica prueba de las
prioridades de un gobierno, aunque obviamente la culpa será siempre de Zapatero.
Tras proclamar a todos los vientos, una y otra vez, que “habrá recortes en todo menos en pensiones, educación y sanidad” hemos descubierto sin sorpresa que el presupuesto de Educación se recorta incluso más que la media de los ministerios. En concreto, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y el de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad sufrirán recortes del 21,2 y el 13,7 por ciento respectivamente.
En Educación se traduce en 3.088 millones de euros menos. La tijera ha entrado precisamente con más intensidad sobre una de las razones de ser del Ministerio de Educación, como son los Programas de Cooperación Interterritorial, y dentro de ellos, el programa Escuela 2.0 y Educa3.
Puesto que la mentira no entiende de grados, quien miente una vez miente siempre. Para suprimir el primero se aduce que "llenar de ordenadores las aulas no ha demostrado ser académicamente rentable" y añadiendo que hay estudios que confirman mejores resultados entre los alumnos que no trabajan con ordenador en clase que los que sí lo hacen. De todas formas esos informes deben ser el secreto mejor guardado del mundo ya que ni Wikileads ha conseguido acceder a ellos, a no ser que se trate de uno, también ignoto, pero patrocinado por esa institución tan imparcial y desinteresada que es la CECE.
Aplicando ese mismo razonamiento se podrían suprimir las clases de religión en los colegios, a las cuales por cierto se destina un presupuesto más generoso, ya que no se observa ninguna relación entre el alumnado que acude a ellas y en número de católicos practicantes, sino más bien al contrario.
Eso sí, ya que el anterior programa Escuela 2.0 fue puesto en marcha “sin una política clara ni coordinación”, ahora se prometen unos imprecisos “programas distintos de nuevas tecnologías, que no impliquen el reparto de ordenadores”. Se supone que será algo así como unas TIC contemplativas que sin duda tendrán un efecto decisivo sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje y los rendimientos académicos.
Respecto a la Educación de 0 a 3 años, el magnífico equipo ¿educativo? al frente del cual está el tertuliano Wert ha decidido que se trata de “una etapa con un valor educativo menor, y que sólo responde a un carácter asistencial y de conciliación”, razón que pone de manifiesto su enorme altura intelectual y pedagógica.
Otro detalle sin importancia es que ya que hablamos sin parar de que hay que mejorar la Formación profesional, “se elimina casi todo el dinero que se daba a las comunidades autónomas para poner en marcha la recién creada plataforma de FP a distancia, que pretendía, entre otras cosas, facilitar también la reincorporación al sistema de personas que se pusieron a trabajar con poca formación”.
Respecto al problema del fracaso escolar podemos estar tranquilos porque los fondos destinados a combatirlo aumentan en 300.000 euros (si alguien tiene ganas puede comparar la cantidad con el sueldo de la secretaria general del PP), aunque para compensar la lucha contra el abandono temprano tendrá 1,1 millones menos que el año pasado.
Sin entrar en detalle en la política de becas, también recortada, se puede deducir fácilmente que, disfrazado de recortes económicos, nos encontramos con un Ministerio fuertemente ideologizado que no tiene entre sus principios favorecer la igualdad de oportunidades sino, al contrario, hacer que las diferencias sociales sean cada vez más acentuadas cercenando todas y cada una de las políticas que se pueden y se deben llevar a cabo en ese sentido desde la Educación.
Tras proclamar a todos los vientos, una y otra vez, que “habrá recortes en todo menos en pensiones, educación y sanidad” hemos descubierto sin sorpresa que el presupuesto de Educación se recorta incluso más que la media de los ministerios. En concreto, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y el de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad sufrirán recortes del 21,2 y el 13,7 por ciento respectivamente.
En Educación se traduce en 3.088 millones de euros menos. La tijera ha entrado precisamente con más intensidad sobre una de las razones de ser del Ministerio de Educación, como son los Programas de Cooperación Interterritorial, y dentro de ellos, el programa Escuela 2.0 y Educa3.
Puesto que la mentira no entiende de grados, quien miente una vez miente siempre. Para suprimir el primero se aduce que "llenar de ordenadores las aulas no ha demostrado ser académicamente rentable" y añadiendo que hay estudios que confirman mejores resultados entre los alumnos que no trabajan con ordenador en clase que los que sí lo hacen. De todas formas esos informes deben ser el secreto mejor guardado del mundo ya que ni Wikileads ha conseguido acceder a ellos, a no ser que se trate de uno, también ignoto, pero patrocinado por esa institución tan imparcial y desinteresada que es la CECE.
Aplicando ese mismo razonamiento se podrían suprimir las clases de religión en los colegios, a las cuales por cierto se destina un presupuesto más generoso, ya que no se observa ninguna relación entre el alumnado que acude a ellas y en número de católicos practicantes, sino más bien al contrario.
Eso sí, ya que el anterior programa Escuela 2.0 fue puesto en marcha “sin una política clara ni coordinación”, ahora se prometen unos imprecisos “programas distintos de nuevas tecnologías, que no impliquen el reparto de ordenadores”. Se supone que será algo así como unas TIC contemplativas que sin duda tendrán un efecto decisivo sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje y los rendimientos académicos.
Respecto a la Educación de 0 a 3 años, el magnífico equipo ¿educativo? al frente del cual está el tertuliano Wert ha decidido que se trata de “una etapa con un valor educativo menor, y que sólo responde a un carácter asistencial y de conciliación”, razón que pone de manifiesto su enorme altura intelectual y pedagógica.
Otro detalle sin importancia es que ya que hablamos sin parar de que hay que mejorar la Formación profesional, “se elimina casi todo el dinero que se daba a las comunidades autónomas para poner en marcha la recién creada plataforma de FP a distancia, que pretendía, entre otras cosas, facilitar también la reincorporación al sistema de personas que se pusieron a trabajar con poca formación”.
Respecto al problema del fracaso escolar podemos estar tranquilos porque los fondos destinados a combatirlo aumentan en 300.000 euros (si alguien tiene ganas puede comparar la cantidad con el sueldo de la secretaria general del PP), aunque para compensar la lucha contra el abandono temprano tendrá 1,1 millones menos que el año pasado.
Sin entrar en detalle en la política de becas, también recortada, se puede deducir fácilmente que, disfrazado de recortes económicos, nos encontramos con un Ministerio fuertemente ideologizado que no tiene entre sus principios favorecer la igualdad de oportunidades sino, al contrario, hacer que las diferencias sociales sean cada vez más acentuadas cercenando todas y cada una de las políticas que se pueden y se deben llevar a cabo en ese sentido desde la Educación.
Los recortes no son la vía para resolver los problemas, y si alguien tiene alguna duda que mire a Grecia.
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