Que este gobierno es conservador es una obviedad. Pero que lo sea hasta el punto de pretender que el sistema educativo español vuelva a una situación anterior a 1970 traspasa todos los límites de lo razonable.
Si nadie lo remedia, y no parece probable dada la cómoda mayoría absoluta que el pueblo español les ha regalado, volverán las reválidas al final de cada nivel educativo, aunque podemos estar tranquilos, ya que no se llamarán "reválidas" sino Pruebas Objetivas para la Continuación Adecuada del Aprendizaje o cualquier estupidez similar.
Hay que recordar que la Ley General de Educación vino a sustituir en 1970 a la Ley de Bases y a la Ley de Instrucción Pública aprobadas el 17 de agosto de 1857 y el 9 de septiembre de 1857 respectivamente. ¡Hace más de 150 años!
Entondes ¿Qué interés puede tener recuperar unas pruebas que ya en en esa época - sí, todavía vivía el dictador - fueron suprimidas por ineficaces?
La calidad de enseñanza no parece que se vaya a ver muy favorecida convirtiendo la Educación en una carrera de obstáculos, y no parece que aumentar la exigencia vaya a disminuir significativamente el fracaso escolar ni el abandono temprano.
Por tanto, el objetivo final no es otro que la segregación y fragmentación temprana del alumnado y
primar más, si cabe, al que procede de los colegios privados, que nunca
tendrá problemas para superarlas porque ya se encargarán de que no haya ningún alumno que no sea capaz de hacerlo.
Los alumnos con dificultades de aprendizaje lógicamente estarán en la enseñanza pública, por lo que sus resultados serán peores proporcionando nuevos argumentos en su contra.
La sociedad española actual no es la fuertemente estratificada de mediados del siglo XIX, aunque algunos parecen sentir añoranza y pretenden evitar por todos los medios la permeabilidad social a través de la Educación. Por eso la Ensñanza pública es su peor enemigo.
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