lunes, 23 de julio de 2012

La educación no es una cadena de montaje

Este gobierno no sabe nada de Educación. Posiblemente tampoco de otros temas y, sobre economía, sus lecturas se limitan a algún breve manual sobre los Chicago boys y las autobiografías de Milton Friedman, Ronald Reagan y Margaret Teacher.

Por no hablar de la inanidad del presidente del gobierno, prueba de esa inconsistencia es un ministro de Hacienda que reconoce la magnitud del fraude fiscal y ni presenta un paquete de medidas para combatirlo ni dimite. O una ministra de Empleo a la que no se conoce trabajo alguno fuera de la política, o el mismo ministro de Educación, sociólogo pero que no es profeta de sí mismo, puesto que es de los peor valorados del Gobierno, lo que ya es decir. 

Se puede pensar que no es necesario que un ministro entienda de la materia que gobierna, siempre que sea un buen gestor y sepa rodearse de asesores compententes, lo que en vista de las evidencias tampoco parece ser el caso.

La última ocurrencia en Educación de este gobierno incompetente es convertir la Educación en una cadena de montaje, de tal forma que periódicamente existan controles de calidad y el producto defectuoso vuelva a la cadena o simplemente se deseche, pasando a otras cadenas de montaje de nivel inferior.

En eso consisten, ni más ni menos, esas "reválidas" que van a ser presentadas próximamente como las panaceas que van a solucionar todos los problemas del sistema educativo español. Del resultado de esos exámenes, el primero de los cuales se hará a los 12 años, que es una edad que todo el mundo sabe que es suficientemente madura, dependerá el futuro de los niños.
De las calificaciones obtenidas dependerá que los alumnos "mejores" sigan avanzando y que los "peores" queden "relegados" a la FP o a PCPI sin opción al título de Graduado a Secundaria. Curiosa forma de prestigiar la FP, también.

Pero no contento con esto, también se usarán para establecer categorías de centros educativos, los "buenos" y los "malos". Es obvio que los privados serán los mejores, puesto que ya se encargarán de no presentar a las pruebas a ningún alumno que no esté en condiciones de superarlas.

Saber cómo va a servir esta carrera de obstáculos para evitar el fracaso y el abandono escolar es algo que sólo debe estar al nivel de la inteligencia de ministros de Educación neoliberales.

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