Tenemos un paciente cuyos síntomas parecen graves y lógicamente llamamos al médico. Parece que se ha empachado y tiene algunos problemas de sobrepeso y de crecimiento. El médico pone gesto adusto y determina que es necesario amputarle un un pie. Como somos profanos creemos que no es buena idea pero aceptamos porque queremos lo mejor para el enfermo.
Como tras la operación no mejora, volvemos a llamar al médico, que nos dice, sin mucha convicción, que hay que amputar el otro, que no ha sido suficiente. Opinamos que si el paciente no se puede desplazar empeorará sin duda su calidad de vida, pero parece que no hay otra solución.
Al no experimentar mejoría alguna, y sí sufrir las secuelas de las dos amputaciones, ahora el médico nos dice que es imprescindible amputar una mano. En un exceso de optimismo podemos pensar que, al no poder comer tanto como antes es posible que se alivien los problemas de sobrepeso...
Así podemos continuar hasta que no haya más miembros que amputar. Es obvio que no va a haber mejoria y que el paciente se va a seguir depauperando progresivamente hasta casi morir de inanición.
En ese momento el médico nos sugiere que "a lo mejor" unos opulentos dioses lejanos e implacables que se llaman "Mercados Financieros" se van a apiadar del pobre enfermo y la van a enviar la curación en forma de una medicina que se llama "Confianza" y de la que sólo se es merecedor cuando se está a las puertas de la muerte por anorexia.
¿El médico es estúpido o incompetente? No, ni mucho menos. Sería un error pensar eso. Sabe exactamente lo que está haciendo. Lo que ocurre es que sus intereses no pasan por la salud del enfermo, sino por su defunción y su sustitución por un nuevo "modelo".
Un modelo basado en la "libertad para escoger", pero que sólo llegue a algunos. Justo los mismos que ahora, pero mejor. Sin veleidades igualitarias. Con ayudas para el que tenga, en forma por ejemplo de deducciones sobre el IRPF, pero nada para el que no tenga. Nada de despilfarrar el dinero en quien no sabe agradecerlo suficientemente.
Una educación de "élite" para algunos, pero pagada por todos y nicho de negocio para avispados empresarios, para los que se lo puedan permitir y para eso se lo merecen, y que el resto se adapte como pueda a a la nueva realidad, porque los tiempos son duros.
Pero no son igual de duros para todos.
Como tras la operación no mejora, volvemos a llamar al médico, que nos dice, sin mucha convicción, que hay que amputar el otro, que no ha sido suficiente. Opinamos que si el paciente no se puede desplazar empeorará sin duda su calidad de vida, pero parece que no hay otra solución.
Al no experimentar mejoría alguna, y sí sufrir las secuelas de las dos amputaciones, ahora el médico nos dice que es imprescindible amputar una mano. En un exceso de optimismo podemos pensar que, al no poder comer tanto como antes es posible que se alivien los problemas de sobrepeso...
Así podemos continuar hasta que no haya más miembros que amputar. Es obvio que no va a haber mejoria y que el paciente se va a seguir depauperando progresivamente hasta casi morir de inanición.
En ese momento el médico nos sugiere que "a lo mejor" unos opulentos dioses lejanos e implacables que se llaman "Mercados Financieros" se van a apiadar del pobre enfermo y la van a enviar la curación en forma de una medicina que se llama "Confianza" y de la que sólo se es merecedor cuando se está a las puertas de la muerte por anorexia.
¿El médico es estúpido o incompetente? No, ni mucho menos. Sería un error pensar eso. Sabe exactamente lo que está haciendo. Lo que ocurre es que sus intereses no pasan por la salud del enfermo, sino por su defunción y su sustitución por un nuevo "modelo".
Un modelo basado en la "libertad para escoger", pero que sólo llegue a algunos. Justo los mismos que ahora, pero mejor. Sin veleidades igualitarias. Con ayudas para el que tenga, en forma por ejemplo de deducciones sobre el IRPF, pero nada para el que no tenga. Nada de despilfarrar el dinero en quien no sabe agradecerlo suficientemente.
Una educación de "élite" para algunos, pero pagada por todos y nicho de negocio para avispados empresarios, para los que se lo puedan permitir y para eso se lo merecen, y que el resto se adapte como pueda a a la nueva realidad, porque los tiempos son duros.
Pero no son igual de duros para todos.
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