Parece ser que ha comenzado el ataque final contra el programa Escuela TIC 2.0, o que es lo mismo, el modelo 1x1 (un ordenador por alumno). Y digo final, porque estos ataques fueron continuos desde sus comienzos, cuando según algún olvidable conseller de la Generalitat valenciana afirmaba que estos dispositivos provocaban miopía, al contrario de lo que ocurre cuando se compran en el Corte Inglés, por ejemplo. Siguiendo el mismo razonamiento se puede decir que dicho conseller, y la derecha en general, han hecho un uso intensivo de los netbooks.
Ni que decir tiene que los oftalmólogos desmintieron tan descabellada teoría poniendo en su sitio al olvidable pero el hecho es que los alumnos valencianos no han podido disfrutar de las ventajas o sufrir los inconvenientes de las pantallas, puesto que la Generalitat, admirablemente administrada por esas fechas como se ha comprobado después, no tuvo a bien suscribir con el gobierno central el pertinente acuerdo. No dejemos que la testaruda realidad nos estropee un apriorismo ideológico.
Ahora la CECE (Confederación Española de Centros de Enseñanza) ha descubierto en un estudio que "La Escuela 2.0 solo funciona con un proyecto de centro y formativo de profesores" como si este hecho fuera privativo del la Escuela 2.0. Más bien se podría decir que ningún centro educativo puede funcionar aceptablemente en ningún aspecto sin un proyecto y sin formación de los docentes. Entonces ¿por qué poner el punto de mira aquí precisamente?
Entre otras causas, se achaca el "fracaso" del programa a que en "España se ha entregado los ordenadores antes alumnos que a los docentes". Yo no sé en qué España habrá sido así, pero lo que es en Andalucía los ordenadores han sido recibidos en primer lugar por el profesorado.
Puede ser que la queja se refiera a que sólo los docentes de la enseñanza pública han recibido estos dispositivos. Pero sería inconcebible que el dinero público se hubiera empleado en dotar a los trabajadores de empresas privadas de cualquier tipo de material.
El "estudio" también afirma que un 40 % del profesorado no utiliza estos recursos, y que de ellos, el 45 % no lo hace por "falta de formación". Vuelvo a referirme de nuevo a Andalucía y puedo afirmar que todo el docente que así lo ha deseado se ha podido inscribir en cursos de formación al respecto. Es evidente que habrá quien no haya querido, pero ahí entramos en el espinoso tema de si se puede obligar a algún docente a realizar actividades formativas. Lo que es cierto es que si alguien se niega, habrá que cuestionar seriamente su profesionalidad.
Sin embargo, los colegios católicos se quejan de falta de apoyo a la escuela TIC 2.0 en estos centros porque la administración no financia sus equipamientos tecnológicos ni la formación del profesorado, cosa por otra parte lógica al tratarse de empresas privadas. Pues no será tan malo si se sienten discriminados.
Lo que sí es cierto, y esto no parece haber sido tomado en cuenta por el "estudio", es que la presencia del ordenador requiere una forma distinta de dar clase, y que de poco sirve utilizar un libro electrónico en pdf en vez de uno de papel si no consideramos cambiar la forma de enseñar.
Pero si hay algún cambio en el programa Escuela TIC 2.0 dudo que sea en ese sentido. En todo caso, yo también #apoyoalaEscuela20
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