Cuando hay que prescindir de algo lo lógico es empezar por lo superfluo. La derecha neoliberal gobernante en determinadas comunidades autónomas y si la mayoría así lo decide, próxmamente en el gobierno central, ha comenzado por los recortes en la enseñanza pública.
En realidad no debería constituir ninguna sorpresa puesto que para esta ideología el sector público - todo el sector público - no es más que un lastre que está apartado de las sacrosantas leyes del mercado, que todo lo solucionan.
Ejemplos cercanos de cómo han funcionado las leyes del mercado cuando no ha existido regulación, como la actual crisis económica, no parece que hagan mella en el intelecto de estos acérrimos defensores de la libre empresa: el mercado se regula solo y las normas no hacen más que entorpecer la libérrima económica y disminuir las expectativas de beneficio. El nivel de credulidad necesario para mantener estas tesis a estas alturas raya en la beatitud. O en la ceguera interesada.
Pues bien, donde primero los defensores de la iniciativa privada y el libre mercado han puesto sus ojos precisamente es la enseñanza pública, que con sus innegables problemas y carencias ha servido hasta ahora de colchón nivelador contra las desigualdades sociales.
Es lógico que para la derecha neoliberal esa compensación de desigualdades no sea una prioridad: el que tenga dinero podrá acceder a una enseñanza privada de "calidad", preferiblemente gratuita y financiada con fondos públcios, o lo que es lo mismo concertada, y el que no irá a unos desprestigiados, depauperados y masificados centros públcicos.
¿Y por qué va a ser esto así? Pues porque la iniciativa privada acude donde las expectativas de beneficio son mayores, dejando de lado las barriadas conflictivas, deprimidas o simplemente las localidades cuyo número de habitantes no haga rentable la inversión.
De hecho los tijeretazos no han sido dirigidos más que a la enseñanza pública sin que en ningún momento se hayan siquiera rozado los conciertos educativos, o lo que es lo mismo, la financiación pública de los colegios privados.
¡Qué le vamos a hacer! Son las Leyes del Mercado.
De hecho los tijeretazos no han sido dirigidos más que a la enseñanza pública sin que en ningún momento se hayan siquiera rozado los conciertos educativos, o lo que es lo mismo, la financiación pública de los colegios privados.
¡Qué le vamos a hacer! Son las Leyes del Mercado.
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