domingo, 17 de junio de 2012

Prestigiar la docencia

Desde hace tiempo hay una sensación relativamente extendida entre los docentes de que su profesión está desprestigiada, de que la sociedad no la valora suficientemente, en comparación con una época indeterminada en la que esto no era así. La misma palabra des-prestigio, sugiere algo que se tuvo y ya no.

La realidad es que este prestigio no ha existido nunca, es un mito, y la frase, vigente hasta no hace mucho tiempo, "pasas más hambre que un maestro de escuela" no parece que esconda una gran admiración.

Esta sensación de desprestigio está asociada a la del cambio del sistema educativo, el paso del la LGE a la LOGSE, y lleva a añorar los dorados tiempos del BUP en contraposición con los míseros de la ESO. Una añoranza idealizada, porque un buen número de docentes que la sienten no han impartido clase en el anterior sistema educativo y, es más, deben su puesto de trabajo al incremento de plantillas que requirió el aumento del periodo de escolarización obligatoria y por tanto del número de alumnos escolarizados. 

Ahora, a raiz del ataque que está sufriendo el conjunto de los trabajadores públicos en sus salarios, algunos profesores están pensando en una especie de"trabajo a reglamiento" consistente en no realizar las tareas a las que consideren que no están obligados como actividades complementarias, visitas o viajes.

Si esta actitud se generalizara sería un tremendo error. En principio porque serviría para que las familias, y en concreto la parte más sana de las mismas, las que verdaderamente se ocupan del progreso educativo de sus hijos se podrían en contra, perdiendo de este modo los profesores un apoyo fundamental. Por otra parte, lo peor de la sociedad, entre lo que se encuentra el partido que gobierna, convenientemente coreado por sus medios afines, se reafirmaría en sus tesis contra el profesorado de la enseñanza pública.

Porque tenemos que tener en cuenta que lo que se encuentra en riesgo, más allá del salario de los docentes, es el valor de la propia enseñanza pública.

Por tanto lo que hay que hacer es justo lo contrario; para prestigiar nuestra profesión tenemos que darle prestigio, y la única forma de hacerlo es trabajar bien y darlo a conocer. A todo el mundo, a las familias de nuestros alumnos y al conjunto de la sociedad. Nunca ha sido verdad que el buen paño se venda en el arca. El buen paño se apolilla en el arca y si lo queremos vender tendremos que sacarlo a la calle.

No podemos esperar reconocimiento social si no empezamos nosotros mismos por reconocer y valorar nuestro trabajo. Los comentarios negativos o críticos los debemos realizar en los foros y ante las personas adecuadas porque, fuera de ellos, lo único que conseguimos es dar razones a quienes nos atacan.

Por tanto tendremos que hacer bien nuestras tareas obligatorias y también las que no lo son, y difundirlas especificando claramente lo que hacemos por profesionalidad y sin obligación, utilizando si es necesario un código de colores. Porque el bien de nuestros alumnos es el prestigio de nuestra profesión.

domingo, 10 de junio de 2012

Este gobierno engaña pero no es estúpido

Uno de los peores errores que se pueden cometer es infravalorar al adversario, y como tal se puede considerar a un gobierno que desde el primer momento de su andadura se ha mostrado como el mayor enemigo del mal llamado estado del bienestar, que mejor se debería denominar como estado de la justicia social.

Al final ha resultado que los brutales recortes realizados en las políticas sociales no han servido para calmar la voracidad de "los mercados". O lo que es lo mismo, que estos no se han dejado engañar cuando el gobierno español decía que estaba colocando parches porque en realidad sabían perfectamente que no lo estaba haciendo en el agujero verdadero.

Que los mercados no se caracterizan por su candidez debería ser conocido por personajes como el ministro de Guindos, en otro tiempo ejecutivo de Lehman Brothers, un banco de inversión que por otra parte tampoco era un ejemplo de buenas prácticas bancarias.

Entonces cabe pensar que el verdadero objetivo de los recortes no era equilibrar las cuentas públicas, como este gobierno ha repetido hasta la saciedad, puesto que en realidad estaban mucho menos desequilibradas que las de otros países y cuyo auténtico factor de riesgo no estaba en la deuda pública sino en la deuda de los bancos y en su falta de liquidez.

Por tanto la Educación, la Sanidad, los dependientes y las infraestructuras, y por tanto sus usuarios, que son de una forma u otra todos los españoles. están sufriendo sólo para cumplir unos preceptos económicos neoliberales para los cuales el bienestar de las personas es absolutamente indiferente.

Ahora falta por saber si estos 100.000 millones de euros que se inyectan a los bancos pero que vamos a pagar todos van a calmar la agresividad de los mercados financieros, si estos van decidir atacar otro país, como por ejemplo Italia, o van a intentar hacerse con una suculenta tajada de ese dinero, si no con su totalidad.

Pero es obvio que no será el gobierno quien nos lo aclare, aunque la palabra "confianza" sea la más repetida. Será para no hablar de la palabra "credibilidad".

viernes, 1 de junio de 2012

Al ayuntamiento de Málaga le gustan los alumnos silenciosos

Quien lea esta noticia puede pensar que Málaga es una ciudad silenciosa, y que por tanto cualquier nivel de ruido por encima de la media debe llamar la atención. En ese caso supondría que la acción municipal en ese sentido sería implacable, alcanzando por tanto un elevado grado de disciplina en esta materia.

Del mismo modo, creería que las denuncias vecinales acerca de actividades ruidosas serían rápidamente atendidas por las autoridades municipales y por tanto atajadas con contundencia.

La realidad, sin embargo, no puede ser más distinta y como puede apreciarse sin mucho esfuerzo, Málaga es una ciudad bastante ruidosa y la tolerancia municipal con algunas actividades que generan un elevado nivel de ruido es manifiestamente evidente.

La noticia es más sorprendente aún si consideramos que la parcela sobre la que se asientan los colegios públicos es de titularidad municipal y que son los ayuntamientos los que determinan el uso educativo o residencial de un determinado suelo. Por tanto, es el ayuntamiento el responsable de decidir si los edificios están demasiado próximos o no.

Quizás para comprender la noticia fuera relevante tener en cuenta que el colegio en cuestión es un centro público ubicado en una zona residencial de alto nivel (o medio-alto). Como es sabido, los alumnos entre 3 y 12 años que acuden a los centros públicos son mucho más ruidosos que los que asisten a los privados, y por tanto es necesario un especial control acústico. 

También es conocido que las actividades en los colegios de Primaria tienen lugar frecuentemente a altas horas de la madrugada, aproximadamente entre las 7 y media de la mañana y las 8 de la tarde, periodo durante el cual el silencio predomina en las calles malagueñas. Por tanto resulta imprescindible limitar al máximo el uso por parte de la chiquillería de instalaciones como los patios de recreo y el gimnasio. Por la misma razón, los escolares de este colegio posiblemente sean los únicos que no tengan derecho a su fiesta de fin de curso.

Cabría preguntarse si el celo municipal y la sensibilidad vecinal hubieran sido los mismos de tratarse de un centro educativo privado, aunque posiblemente no hubiese sido necesario al ser estos silenciosos por definición.

Bien es cierto que el alcalde de la ciudad se ha apresurado a afirmar que "El tema está sobreseído" y que es obligación atender las demandas vecinales. Loable intención si fueran todas las demandas vecinales sobre temas análogos, al tiempo que podemos pensar que si no hubiera sido por el revuelo levantado el resultado del expediente hubiera sido otro.

Posiblemente el resultado hubiera sido más rápido si algún avispado responsable municipal hubiera constatado que se trataba de un colegio de Infantil y Primaria al que acuden diariamente algo más de 400 alumnos de menos de 12 años que, al contrario de lo que desearían algunos, no llevan mordaza.